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Un Marine Espacial es el producto de una selección implacable, una formación incesante y un arte genético tan arcano y complejo que parece brujería. Meduante procesos diseñados por el Emperador, los aspirantes renacen como titanes de batalla. Con todo, los riesgos de convertirse en un Marine Espacial son grandes, y pocos completan su entrenamiento.
Los Marines Espaciales no nacen, sino que se hacen. Reclutados de entre las filas de jóvenes guerreros, un aspirante a Marine Espacial debe soportar que todo su cuerpo sea lentamente reconstruido en un arma de guerra. Cada Capítulo tiene sus propias tradiciones, pero todos siguen la misma estructura general. Los aspirantes deben superar pruebas y desafíos físicos y espirituales para demostrar su valía, al tiempo que aceptan la implantación de diversos órganos creados genéticamente. Sus huesos se alargan y endurecen, y sus músculos se engrosan y abultan. Adquieren nuevas habilidades, desde escupir veneno hasta leer recuerdos en la carne de los caídos. El último y más sagrado órgano implantado es el caparazón negro, una segunda piel recubierta de circuitos avanzados que interactúa directamente con la servoarmadura del Marine Espacial.
El proceso de convertirse en Marine Espacial es peligroso. Durante el entrenamiento, un aspirante debe demostrar su valía. No hay segunda oportunidad para quienes fracasan. Quienes no mueren de inmediato a menudo son convertidos en servidores, zánganos ciborgs sin mente que realizan trabajos serviles para el Capítulo. Son un amargo recordatorio de los peligros de la iniciación.
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